miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ocres - Ana Cano

La tierra húmeda y rica
recibió el agua de un alba sin descanso.
No esperó la primavera
al vientecillo dulce y murmurador.
Llovió la oscuridad del otoño.
sobre la hojarasca ocre y seca .
La inocencia, súbitamente avergonzada
se  asustó por el primer golpe que recibiste,
sombras  esqueléticas
que araron surcos en tus mejillas. 


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